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viernes, 7 de agosto de 2015

Ética Cuántica: qué es y que significa

     En este blog utilizo este término según mi criterio. He comprobado que, de forma independiente, ya está en uso, pero yo llamo 'ética cuántica' a la derivada de mi propia visión del mundo.

     Hay tantas visiones cuánticas en la Ciencia que es lógico que lo mismo suceda con la ética derivada de ellas. El Futuro está en construcción y lo será con la aportación de todos, pues todos y todas somos 'cuánticas partículas inmersas en las mareas de las Fuerzas Universales'.

     Los científicos buscan la ecuación que unifique todos los fenómenos y explique todas las fuerzas del Universo físico, pero no tienen en cuenta la propia existencia de los seres vivos y el propio ser humano, de forma que ese 'campo unificado' deja fuera la cima de la Evolución de la materia física.
     Han empezado a comprobar que la mente de los investigadores condiciona los resultados de los experimentos. Por tanto, el Campo Unificado debe incluir a la mente.
   
     Como la Física Cuántica empieza a considerar que lo que sea que esté en el origen (le llaman Campo M, de Madre), una Ética científica derivada de ella DEBE considerar al ser vivo y al ser humano como parte, partícula, de ese Todo.
   
     Como tal parte, las leyes de la Física tienen su correspondencia en las que mueven al individuo y a la Historia, considerada un devenir de la Fuerza Cósmica.
     Si la Cuántica del Campo M incluye la Evolución que, de partículas inertes consiguió seres pensantes, y si esa consciencia es una fuerza más inherente a lo que forma las hipercuerdas que forman la materia y la energía, entonces esa Mente Cósmica está presente en todo el devenir de los Universos, que son Entes y no cosas.


     La ética consiste en una visión objetiva de la moral y en un comportamiento coherente con esa visión.
     La ética cuántica (por llamarla de alguna manera) es la visión del científico que, al fin, puede reconocer la Energía viva que organiza el Universo y sentir al ser humano como una parte más del Universo


     Mientras el individuo o el grupo se centra en su interés egoísta, en su satisfacción o en conceptos de justicia o moral antropocéntricos,  ahí no hay nada cuántico.
     Lo cuántico empieza cuando lo humano se reconoce manifestación de la misma Fuerza que mueve las galaxias y cada átomo de tu cuerpo.

     Una ética científica que admite que las leyes de la Física se cumplen también en el reino humano y que el ser humano forma parte del Universo, incluyendo en lo natural su mente y sus sentimientos. (Es decir, la felicidad y la satisfacción humana forman parte del Orden Natural).

     Equilibrar la satisfacción en la sociedad es crear estabilidad sólida para el futuro.
     La Historia demuestra que toda opresión termina creando revolución, de la misma forma que toda acción crea una reacción de la misma intensidad y en sentido contrario.
El ser humano es como las partículas subatómicas. Sólo el antropocentrismo y el egotismo se lo impiden ver.

     Como cualquier partícula, buscamos nuestro par complementario. Como cualquier partícula nos asociamos, disociamos y desintegramos.
     La energía fluye a través nuestro. Seguimos las mareas de la Historia como cualquier fluído. Más allá de los contenidos que otorguemos a nuestros actos, están sometidos a la dinámica del Universo.

     Como cualquier partícula, buscamos el equilibrio. Las mareas históricas buscan el equilibrio en la carga de energía y eso significa justicia, equidad. La ley de vasos comunicantes se llama Justicia, al nivel humano.

La dinámica universal la restablecerá al fin.

     La ley del péndulo hace que un violento desequilibrio tenga una violenta reacción. Es la dinámica de fluidos. Cuanto más equilibrada sea la diferencia entre un extremo y el otro, más pacífico será el reajuste.

Dado que la partícula humana tiene la capacidad de sufrir y gozar, es conveniente que no haya desequilibrio para que todo el compuesto goce de felicidad y paz.

     Como en el mundo de las partículas, existen las alfa, que chocan con las estructuras y provocan reacciones en cadena: al
romper los vínculos que las atan, se liberan partículas beta, gamma y de todo tipo: se organizan de nuevo bajo estructuras innovadoras.

     Como partículas, formamos parte del Todo. Somos una manifestación de Fuerza Cósmica. Nos guían sólidas leyes de creación y disolución. Nos transformamos, no desaparecemos.

Somos personales (somos individuos) pero en la urdimbre de nuestro ser hay un elemento impersonal, transpersonal, que nos une al Todo.

     Somos una partícula de un Ente superior, con el que tenemos deberes y del que recibimos dones.
Nos arrastra un Devenir y las mareas guían nuestro destino.

     Cabalgamos el Caballo del Viento, navegamos el Océano Cósmico...



2 comentarios:

  1. Este es un poderoso pensamiento. Se suma a muchos otros que van a dar al traste con los dogmas que, anquilosados y oscurantistras, no intentan aggiornarse con la realidad cuántica.

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