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domingo, 30 de agosto de 2015

CAMPO CONSCIENTE

     Al ser la Ética territorio del Pensamiento puede ir un poco más allá de la Física. Veamos:

     El Principio de Indeterminación dice que podemos saber las probabilidades de que una partícula ocupe un lugar y tiempo determinados pero que, en concreto, no podemos saber dónde ni cuando con seguridad. Ese es el nivel material.

     Es como el caso de un individuo del que sabemos que trabaja en  un edificio. Está ahí dentro. Conocemos sus horarios de descanso. Ahora bien, su ocupación (que podemos llamar 'órbita') le permite moverse por dos plantas del edificio. ¿pero dónde está ahora?
     El principio mencionado dice que no podemos saberlo.
     Se equivoca: está donde quiere estar. Si conociésemos su intención (variable 'ii') podríamos determinarlo con casi total certeza.

     Dado que la capacidad de las partículas de 'adivinar' las intenciones de los investigadores parecen sugerir que el Campo M incluya la Conciencia, la Determinación del momento lineal de las partículas debe buscarse en un salto cuántico a una frecuencia de Campo Inmaterial pero activo.

     La indeterminación funciona a escala de subpartículas. Sin embargo, para el funcionamiento armonioso del Universo, es evidente que rige un Orden no aleatorio a niveles grandes (moléculas, objetos, leyes de mecánica clásicas...).

     Eso significará (tal vez) que un nivel superior de campo incluye esa variable ii, es decir, que el Campo M dispone de Intención.

     En el nivel Matriz del Campo M (aquel en el cual
existe la Cosciencia) las 'hipercuerdas' y sus cualidades podrían no ser sino un recorrido instantáneo de la Energía Original.

     Si en el nivel Matriz no existiese el Tiempo, el 'enmarañamiento' (*) e incluso la Indeterminación estarían resueltos. La idea es que existe un nivel (los Universos físicos) donde se cumplen las leyes relativistas, la velocidad luz y el tiempo. Pero, en otro nivel existiría el Antiuniverso, con valores de signo contrario. Ignoro cuántos de estos niveles podrían asumir los físicos en sus fórmulas. Y, por encima, en una Metarealidad, o Campo Matriz del Universo, los valores de todos los niveles se habrían anulado. En el Metacampo el tiempo es cero. Y esa Matriz tendría autoridad para actuar en cualquier punto del Universo, con lo cual los fenómenos instantáneos como las partículas enmarañadas no violarían ninguna ley física. El Campo Matriz juega en otra liga.

     No se violaría la velocidad luz ni el Relativismo, puesto que ese nivel instantáneo tendría 'autoridad' sobre su manifestación concreta, lo mismo que un campo magnético tiene 'autoridad' sobre un electrón, en el significado de que podría ser la causa del enmarañamiento de las partículas gemelas desde un punto a otro del Universo, actuando sobre él desde su propio nivel.

     De hecho, es incluso posible que diera sentido a las antipartículas que viajan hacia atrás en el tiempo más allá de su formulación puramente matemática, como una simetría temporal cuya mutua interacción resultase en el Tiempo Cero. No al mismo nivel porque se destruirían mutuamente, sino en dos niveles diferentes bajo el nivel Matriz que los incluiría, equilibrando la simetría, como si nuestro Universo orbitara una de las 'capas' como un electrón lo hace en el átomo y el Antiuniverso orbitara en una capa diferente, sólo que a nivel macrocósmico.

(increíble foto auténtica de la Nebulosa Mariposa captada por el Hubble)


    Ya sé que es una proposición absurda... Y tal vez utilizo demasiado alegremente un lenguaje de especialistas.

     Una Matriz inmaterial decidiría el discurrir de la Realidad.
     El Universo tendría un propósito.
     Existiría un modelo, un Plan a seguir...
     Está por ver qué causaría variaciones en esta 'determinación' y si es determinista o no.

     ¿No les suena esto de algo a los Platónicos y Filósofos en general?

 (Esta entrada está un poco más argumentada en la llamada 'ENMARAÑAMIENTO CUÁNTICO E HIPÓTESIS DEL CAMPO MATRIZ del 7 de octubre del 2015      


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* dos partículas se dice que están relacionadas o enmarañadas cuando se han originado de la destrucción del mismo átomo o partícula y tienen la increíble cualidad de comunicarse instantáneamente, sin límite de velocidad ni espacio. Los experimentos demuestran que si se modifica las características cuánticas de una de ellas, la otra se modifica instantáneamente aunque esté en la otra punta del Universo. La Física aún no puede explicarlo.

sábado, 29 de agosto de 2015

La Ética Cuántica parte de la Realidad Científica

     La Ética Cuántica parte de la Realidad Científica. Pero no de una realidad paralizada por una visión estrecha, sino una visión ilimitada.
      Una visión todavía por delimitar, y ahí radica su encanto. Las partículas (e incluso algunas moléculas) pueden convertirse en ondas. Lo estructurado resulta ser un fluido. No se sabe lo que es la Luz. No se sabe lo que es la Gravedad (ni cómo manejarla).

     Sospecho que cuando se sepa (y quizá no falte mucho, ya que hay un experimento previsto desde un satélite) se sabrá también cómo generar energía ilimitada y gratuita.
     Ya no habrá excusas para la igualdad económica del Género Humano.

     Los conflictos actuales surgen de ideas y conceptos: ateísmo versus religión, religión versus espiritualistas, religiosos en conflicto entre sí... Y todo ello sirve a la codicia y al egoísmo.

     No importa quién se imponga. Al final, es la marcha de la Historia y del Pensamiento quien decide la ideología que prevalece en el Mundo.

     Y esa Historia y ese Pensamiento se fraguan en los adelantos científicos. No importa lo fanático que sea uno, si la Realidad Científica le lleva la contraria. Nunca se hará con el poder de las conciencias individuales.

     Y, al revés, no importa lo irracional que parezca una idea religiosa, si la Ciencia termina por darle la razón.
     Si la Materia densa se puede desmaterializar en forma de fotones, si la Consciencia es una de las características del Campo M, intrínseca a las cuerdas y partículas cuánticas.

       Si la forma material podría (en determinadas circunstancias) transformarse y, por usar un lenguaje al uso, 'transfigurarse'. Parece antinatural, parece imposible. 
     Quizá lo sea. Quizá no.

     Las religiones no tienen nada que temer de la Ciencia. Estamos acostumbrados a que sus líderes teman al Conocimiento. A que se pongan a la defensiva o lo condenen, o lo repriman, o lo castiguen.
     Pero, si proclaman algo 'real', no deben temer. Si tras los dogmas hay algo verdadero, no deben temer al Conocimiento.
     Sólo la superstición debe temer a la Ciencia.
     
     Por eso una Ética apellidada Cuántica es una puerta amable al Futuro. No eliminará nada Bueno.
     No destrozará nada Bello.
     No injuriará nada Verdadero.

     Al contrario, si esa Realidad que todo lo incluye es verdadera, estará al final del microscopio electrónico, del acelerador de partículas, del agnosticismo de los científicos individuales.

     Prepárense para disolver sus ideas erróneas, sus ídolos (no rompiendo nada, que es de bárbaros, sino contrastándolo con la Verdad).

     No teman a la modernidad: no es sino el camino hacia un horizonte más amplio.
     No teman a la Ciencia. Es un método, un procedimiento, lo mismo que la concentración en un punto sirve para controlar la mente y descubrir algo más allá de ella, que no está en el punto, sino tras el entrenamiento. Así, el camino de la materia lleva al mismo Algo que el camino del Espíritu, pues sólo hay ese Algo, ese Campo M (de Madre, que incluye todo lo que existe).

     Las ideas preconcebidas son idolillos. Señalan a una Realidad, pero, por sí mismos, sólo son estatuas.
     No se puede erradicar esas ideas con un martillo ni rompiendo nada. Sólo traspasando el horizonte estrecho y comprendiendo que la Realidad es Libre: no hay estructura por densa que sea que no pueda recibir un impulso cuántico hacia su transfiguración en Energía, en Consciencia.

     Llendo desde los ideales abstractos al fino detalle de las partículas y de 'cómo' pueden transfigurarse.
     Bajando de viejas parábolas a experimentos, descendiendo de pensamientos cargados de aspiración interior pero faltos de contacto con la Materia.

     Pues, si es la Materia concreta y real la que debe transformarse para otorgar una vida inmortal al fruto del viaje vital de cada persona, de cada animal y de cada cosa, se debe hablar el lenguaje concreto de la Verdad Científica, sin temer que nuestros ideales se queden en polvo y ceniza, sino sabiendo que, si eran reales, resistirán la prueba del fuego del matraz, del acelerador de partículas, de las frías fórmulas físicas y nos otorgarán una visión auténtica y, al fin, real de nuestra Liberación. 

viernes, 7 de agosto de 2015

Consciencia.

     Me doy cuenta leyendo escritos de otros autores sobre ética cuántica de que están demasiado determinados por lo que se podría llamar 'comprensión humana' de la física cuántica, sin percibir (o tal vez rechazando) un elemento que es básico en el nuevo paradigma surgido de esta Ciencia, y es que la Consciencia humana es parte integrante del Orden Natural.
     Para mi visión, lo revolucionario de lo Cuántico es que el Universo ya no es un 'mecanismo' inanimado, sino un Ente, y, al parecer, un Ente Consciente.
     La pequeña 'partícula mental humana' es parte integrante y surge del Océano Cósmico. No es una anomalía y su felicidad es parte del esquema universal. Por decirlo así, al Universo le importa nuestra felicidad, pues no es sino manifestación de una de sus características (creo yo).

     La Física Cuántica está verificando en sus experimentos que la mente del investigador, sus espectativas y entusiasmo, alteran los resultados de las mediciones del comportamiento de las partículas. Eso significa que la Mente forma parte del Campo Cuántico.

Ética Cuántica: qué es y que significa

     En este blog utilizo este término según mi criterio. He comprobado que, de forma independiente, ya está en uso, pero yo llamo 'ética cuántica' a la derivada de mi propia visión del mundo.

     Hay tantas visiones cuánticas en la Ciencia que es lógico que lo mismo suceda con la ética derivada de ellas. El Futuro está en construcción y lo será con la aportación de todos, pues todos y todas somos 'cuánticas partículas inmersas en las mareas de las Fuerzas Universales'.

     Los científicos buscan la ecuación que unifique todos los fenómenos y explique todas las fuerzas del Universo físico, pero no tienen en cuenta la propia existencia de los seres vivos y el propio ser humano, de forma que ese 'campo unificado' deja fuera la cima de la Evolución de la materia física.
     Han empezado a comprobar que la mente de los investigadores condiciona los resultados de los experimentos. Por tanto, el Campo Unificado debe incluir a la mente.
   
     Como la Física Cuántica empieza a considerar que lo que sea que esté en el origen (le llaman Campo M, de Madre), una Ética científica derivada de ella DEBE considerar al ser vivo y al ser humano como parte, partícula, de ese Todo.
   
     Como tal parte, las leyes de la Física tienen su correspondencia en las que mueven al individuo y a la Historia, considerada un devenir de la Fuerza Cósmica.
     Si la Cuántica del Campo M incluye la Evolución que, de partículas inertes consiguió seres pensantes, y si esa consciencia es una fuerza más inherente a lo que forma las hipercuerdas que forman la materia y la energía, entonces esa Mente Cósmica está presente en todo el devenir de los Universos, que son Entes y no cosas.


     La ética consiste en una visión objetiva de la moral y en un comportamiento coherente con esa visión.
     La ética cuántica (por llamarla de alguna manera) es la visión del científico que, al fin, puede reconocer la Energía viva que organiza el Universo y sentir al ser humano como una parte más del Universo


     Mientras el individuo o el grupo se centra en su interés egoísta, en su satisfacción o en conceptos de justicia o moral antropocéntricos,  ahí no hay nada cuántico.
     Lo cuántico empieza cuando lo humano se reconoce manifestación de la misma Fuerza que mueve las galaxias y cada átomo de tu cuerpo.

     Una ética científica que admite que las leyes de la Física se cumplen también en el reino humano y que el ser humano forma parte del Universo, incluyendo en lo natural su mente y sus sentimientos. (Es decir, la felicidad y la satisfacción humana forman parte del Orden Natural).

     Equilibrar la satisfacción en la sociedad es crear estabilidad sólida para el futuro.
     La Historia demuestra que toda opresión termina creando revolución, de la misma forma que toda acción crea una reacción de la misma intensidad y en sentido contrario.
El ser humano es como las partículas subatómicas. Sólo el antropocentrismo y el egotismo se lo impiden ver.

     Como cualquier partícula, buscamos nuestro par complementario. Como cualquier partícula nos asociamos, disociamos y desintegramos.
     La energía fluye a través nuestro. Seguimos las mareas de la Historia como cualquier fluído. Más allá de los contenidos que otorguemos a nuestros actos, están sometidos a la dinámica del Universo.

     Como cualquier partícula, buscamos el equilibrio. Las mareas históricas buscan el equilibrio en la carga de energía y eso significa justicia, equidad. La ley de vasos comunicantes se llama Justicia, al nivel humano.

La dinámica universal la restablecerá al fin.

     La ley del péndulo hace que un violento desequilibrio tenga una violenta reacción. Es la dinámica de fluidos. Cuanto más equilibrada sea la diferencia entre un extremo y el otro, más pacífico será el reajuste.

Dado que la partícula humana tiene la capacidad de sufrir y gozar, es conveniente que no haya desequilibrio para que todo el compuesto goce de felicidad y paz.

     Como en el mundo de las partículas, existen las alfa, que chocan con las estructuras y provocan reacciones en cadena: al
romper los vínculos que las atan, se liberan partículas beta, gamma y de todo tipo: se organizan de nuevo bajo estructuras innovadoras.

     Como partículas, formamos parte del Todo. Somos una manifestación de Fuerza Cósmica. Nos guían sólidas leyes de creación y disolución. Nos transformamos, no desaparecemos.

Somos personales (somos individuos) pero en la urdimbre de nuestro ser hay un elemento impersonal, transpersonal, que nos une al Todo.

     Somos una partícula de un Ente superior, con el que tenemos deberes y del que recibimos dones.
Nos arrastra un Devenir y las mareas guían nuestro destino.

     Cabalgamos el Caballo del Viento, navegamos el Océano Cósmico...